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Firmó con los Yankees de Nueva York en 1995, Mariano Rivera comenzó su carrera profesional a la madura edad de 25 años, y se lanzó en una carrera de 24 años impresionantes como lanzador de relevo del equipo hasta su retiro en 2013.
Un año después de ser contratado por su bola rápida de 95 mph, Mariano Rivera encontró el lanzamiento que catapultó su carrera al estrellato, una recta cortada de alrededor de 90 mph que de repente se mueve 6-8 pulgadas a la izquierda. Un año más tarde, desarrolló una recta cortada opuesta que confunde a los bateadores diestros. A pesar de utilizar este lanzamiento 80% de las veces, la constancia de Mariano le hace prácticamente intocable, tal como lo han apreciado los fanáticos en las seis victorias en las Series Mundiales que los Yankees han gozado durante la carrera de Rivera.
Ahora, mientras cuelga sus botas que llevan la inscripción de Filipenses 4:13, Mariano les dice a los reporteros inquisitivos que su brazo, sus lanzamientos, y su carrera son un regalo del Dios a quien él ama. “Todo lo que tengo y todo lo que hice es debido a la fuerza del Señor, y es por él que lo he logrado todo”, dijo Mariano en junio a Lisa Millar de la revista New Yorker. “No por mis fuerzas. Sólo por su amor, su misericordia y su fuerza. Usted no es dueño de sus dones como lo es de un par de pantalones”. Presionado por la periodista Lisa Millar que si su lanzamiento de recta cortada le pertenece a él, dijo Mariano, “No es así. Él (Dios) se lo puede dar a cualquier persona que quiera… pero… Él me lo dio a mí… para darle la gloria, no a Mariano Rivera, sino al Señor”. A pesar de que aparece en menos del cinco por ciento de los juegos de los Yankees, Mariano se destaca con una habilidad sobrenatural fundada a asumir una gran presión mental cuando el resultado del juego depende de sus dedos. Ser capaz de reponerse rápidamente de decepciones deportivas es otro de sus puntos fuertes.
En el cuarto juego de la serie divisional de 1997 contra los Cleveland Indians, el pitcheo de Mariano le costó la ventaja que los Yankees llevaban. Y el séptimo juego de la Serie Mundial de 2001 contra los Diamondbacks de Arizona también se deslizó de entre sus dedos. Sin embargo, él duerme tranquilo, diciendo que cuando llega al final de su vida “ ahí es donde yo quiero llegar a ser un gigante. Ese es el momento que realmente importa. Siempre y cuando uno cruza la línea [fi nal] con el Señor, usted es un ganador. “ A medida que se retira, Mariano se centrará en un proyecto que inició en 2011: un centro comunitario cristiano en New Rochelle, Nueva York, llamado Refugio de Esperanza. Al igual que muchos jugadores profesionales, tiene una fundación que lleva su nombre en el que dona alrededor de un millón de dólares cada año. Además, se tiene previsto efectuar una extensión espiritual y material en New Rochelle, dando ayuda de varias formas. Entre ellos: útiles escolares, cortes de pelo, comidas calientes, programas para después de la escuela para niños, juguetes en Navidad, becas universitarias y elementos esenciales para las víctimas de desastres naturales. Estos programas son lo que significa amar a la gente como lo hizo Jesús, dice Mariano – para compartir con el mundo que Jesús es Dios y el único camino al cielo. “La Biblia dice que todos vamos a ser juzgados”, compartió con la revista New Yorker. “Cristo vino por los pecadores, no para los salvos. Uno no va al médico si usted está sano”. Criado en el pueblo pesquero de Puerto Caimito, Panamá, donde su padre era un capitán de barco, Mariano también reveló que existió un tiempo en el cual no tuvo ningún interés en Dios. “Yo estaba haciendo las cosas mal. Era simplemente una persona mala. Si yo seguía yendo por ese camino, ya estaría muerto “, compartió. “El grupo de amigos con los que frecuentaba no era el correcto”.
Durante ese tiempo, su primo Vidal le dijo que podía tener una relación personal con Dios a través de Jesús, su Hijo, a causa de lo que Él hizo por la humanidad en la cruz. Esto intrigó Mariano tanto que comenzó a leer su Biblia para averiguar quién era este Jesús. Se casó con Clara, su novia desde la infancia, en 1991, y no fue sino hasta cuatro años más tarde que familiares de su esposa le ayudaron a comenzar una relación personal con Jesús.
“Señor, aquí estoy”, Mariano le recordó a la revista New Yorker. “Soy un pecador. Soy un pecador. ¿Sabes una cosa. Me entrego a ti. Yo no quiero seguir haciendo lo mismo-lo que sea que estoy haciendo que no te gusta, quítalo de mí. Me entrego a Ti. Ven, habita en mí”. Meses después de aquella oración, en 1996, Rivera encontró su lanzamiento característico durante una práctica de pitcheo, una recta que no podía re direccionar incluso después de semanas de entrenamiento. Ese lanzamiento tan particular, le explicó al New York Times en 2010, es “una bendición del Señor: que, cuando Él te da algo, es tuyo.” En esa fe confiada, Mariano no tiene miedo de mostrarle absolutamente a nadie, incluyendo a lanzadores rivales, exactamente cómo él lanza la cortada, ya que nadie ha sido capaz de copiar su pitch, y de esa manera da gloria a Dios por este regalo increíble. ■
FUENTE: Periódico El Desafío (http://challengenews.org/us-es/)
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