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Tengo 24 años y nací en la Ciudad de México. A los 14 años me fui a vivir a Estados Unidos y esa experiencia cambió mi vida para siempre. Mis padres han sido pastores de una iglesia desde antes que yo naciera y viví toda la vida acostumbrado a creer lo mismo, pensar lo mismo y sentir lo mismo.
Creo que todos hacemos eso hasta que la realidad nos confronta ¿No? La vida bajo el control y protección de personas mayores y confiables nos hace sentir seguros, pero… ¿a quién volteamos cuando las cosas se salen de control? Me gusta pensar que somos lo que somos en el presente gracias a los procesos que hemos vivido en el pasado. Situaciones que marcan un antes y un después en nuestras vidas.
La primera situación así para mí fue mi cambio de vida al irme a Estados Unidos; la segunda fue el día en el cual me enteré que nuestro estado migratorio había expirado y que si mis padres y yo decidíamos quedarnos en el país, lo haríamos sin ninguno de los privilegios que un residente tiene. Básicamente viviríamos por vivir… sin aspiraciones a trabajo, escuela, o futuro.
Fue un año después, antes de mandar aplicaciones universitarias, que experimenté mi primer ataque de pánico y junto con eso, un desorden alimenticio que me impedía comer sin sentir muchísimas náuseas. Fue después de ir a muchas sesiones de consejería, terapia de acupuntura e incontables noches en las cuales mi madre le pedía con desesperación a Dios que me sanara, que por primera vez me hice la pregunta:
“¡¿En quién rayos debo confiar ahora que todo está mal?!”
Te mentiría si te contara un relato típico en el cual, después de hacer la pregunta, se abrieron los cielos y la voz de un hombre fuerte y evidentemente blanco me contestaba: “EN MÍ… EL SEÑOR TU DIOS! ¡EN EL CREADOR DE EL CIELO Y LA TIERRA!” Eso nunca pasó. Al contrario, al hacerme esa pregunta, empezó un proceso de búsqueda y hallazgo (en el cual continúo, por cierto). Una búsqueda de quién es Dios, de quién soy yo y qué hago en el planeta tierra.
A lo largo de este proceso me hice famoso en YouTube (fama de la cual estoy intentando deslindarme por motivos que vas a descubrir en esta plataforma). Viajé muchísimas millas, conocí gente súper interesante y sigo sin encontrarme por completo. Por el momento, lo poco que sé es que amo a Dios y que él me ama a mí. Sé que amo su iglesia y que estoy dispuesto a desgastarme por completo en ella.
Estoy feliz de que hayas decidido unirte a este proyecto, ya que es lo más genuino y real que he subido a internet en mi vida. Espero que formemos una comunidad que inspira a los que nos rodean a vivir plenos disfrutando la vida… La cual es muy corta como para tomarnos todo tan en serio y no invertir en los demás.
-Vivamos este proceso de oxidación juntos.
Creo que todos hacemos eso hasta que la realidad nos confronta ¿No? La vida bajo el control y protección de personas mayores y confiables nos hace sentir seguros, pero… ¿a quién volteamos cuando las cosas se salen de control? Me gusta pensar que somos lo que somos en el presente gracias a los procesos que hemos vivido en el pasado. Situaciones que marcan un antes y un después en nuestras vidas.
La primera situación así para mí fue mi cambio de vida al irme a Estados Unidos; la segunda fue el día en el cual me enteré que nuestro estado migratorio había expirado y que si mis padres y yo decidíamos quedarnos en el país, lo haríamos sin ninguno de los privilegios que un residente tiene. Básicamente viviríamos por vivir… sin aspiraciones a trabajo, escuela, o futuro.
Fue un año después, antes de mandar aplicaciones universitarias, que experimenté mi primer ataque de pánico y junto con eso, un desorden alimenticio que me impedía comer sin sentir muchísimas náuseas. Fue después de ir a muchas sesiones de consejería, terapia de acupuntura e incontables noches en las cuales mi madre le pedía con desesperación a Dios que me sanara, que por primera vez me hice la pregunta:
“¡¿En quién rayos debo confiar ahora que todo está mal?!”
Te mentiría si te contara un relato típico en el cual, después de hacer la pregunta, se abrieron los cielos y la voz de un hombre fuerte y evidentemente blanco me contestaba: “EN MÍ… EL SEÑOR TU DIOS! ¡EN EL CREADOR DE EL CIELO Y LA TIERRA!” Eso nunca pasó. Al contrario, al hacerme esa pregunta, empezó un proceso de búsqueda y hallazgo (en el cual continúo, por cierto). Una búsqueda de quién es Dios, de quién soy yo y qué hago en el planeta tierra.
A lo largo de este proceso me hice famoso en YouTube (fama de la cual estoy intentando deslindarme por motivos que vas a descubrir en esta plataforma). Viajé muchísimas millas, conocí gente súper interesante y sigo sin encontrarme por completo. Por el momento, lo poco que sé es que amo a Dios y que él me ama a mí. Sé que amo su iglesia y que estoy dispuesto a desgastarme por completo en ella.
Estoy feliz de que hayas decidido unirte a este proyecto, ya que es lo más genuino y real que he subido a internet en mi vida. Espero que formemos una comunidad que inspira a los que nos rodean a vivir plenos disfrutando la vida… La cual es muy corta como para tomarnos todo tan en serio y no invertir en los demás.
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